26 de octubre de 2008


Extraña cosa es el mundo.
No se bien lo que es, pero segrega linfa por todas partes. Esta linfa no tiene color, no tiene cuerpo, ni moja ni gotea, pero es altamente contagiosa para según qué personas. Se contagia por el olfato. Una vez que la inhalas, germina en tu estómago un abismo sediento. Sólo puedes percibir su olor raro, mezcla de almizcle, fuego y lobreguez. Así huelen los enigmas. Así huele la filosofía.
La filosofía es voraz. Siente tanta hambre que se convierte en un ser sanguinario.
¿Dije que el hambre es insaciable, pues el líquido nutricio es eterno y nunca se puede obtener todo?
Los afectados nunca se contentarán. Toda dosis es poca. El néctar está portodas partes. Enfermarán buscando obtenerlo todo.
Hambre, hambre, hambre. De bestia.
***

“¿Por qué no contentarnos con lo que , sin filosofar, hallamos en el mundo tal y como es? Por esta sencilla razón: todo lo que es y está ahí, cuanto nos es dado, presente, patente, es por su esencia mero trozo, pedazo, fragmento, muñón. Y no podemos verlo sin prever y echar de menos la porción que falta.”(ORTEGA Y GASSET)

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