
Sólo vivir para escribirte.
Sólo vivir para soñarte.
No vivir sin creer que el Sol
es la pupila del botón que parpadea
en tus vaqueros descosidos.
Breves labios rojos. Garganta, tarro de miel.
La luna de pecho de cobre, ufana desde su torre.
No vivir sin saber que tu mano
sembró el barro de mis tierras.
Tiznó la bóveda de mi cielo
y fecundó mi cosmos
de besos sangrantes.
Medias voces ciegas.
Ruiseñores ahumados...
¡Sólo vivir para pensarte!
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