10 de septiembre de 2011

Caen los ojos



El angustioso mar de pedrería vino

para abismar tus retinas en charcas sin reflejo.


Leucozafiros y vientre lamidos

Con entusiasmo por el Frío

Son voz en la tus deudos

Hunden las manos.


Las zarzas besan las pecas

Que vivían en tu piel viva

en un colegio con capilla y sin fosforescencia.


Te recuerdo con los carrillos rojos

Y los labios moviéndose precoces en la lengua adulta

hoy,

Cuando la enorme verdad del hielo,

Sudario de tierras frías,

Es sopa diaria e inmóvil.


Nunca envejecerás, ni te casarás, ni descolgarás hijos de tu ombligo.

Ya no participas en el juego del erizo:

Eres portador de remos que comen orillas de látigos blancos

en un columbario desecado.


Y nosotros,

los vivos,

Tus siameses de pupitre,

Veremos el hueco de tu cara llena,

Oiremos el silencio de tu respiración felina y sana,


Desde los escalones acuosos

de nuestras vidas largas e intercambiables.



In memoriam C.D.



1 de septiembre de 2011

Y verás a tu niña caer al mar


Primero la vida con sus salas de espera
cuando uno sabe que nunca será admitido.

Primero la vida como fondo de desdén
a este rostro suficientemente bello;
Como antídoto a esta perfección que ella pide y teme.

La vida, ese embuste de Dios.

Primero la vida.

André Breton