30 de marzo de 2012




Ella es la chica que sostiene la puerta a otras chicas que van más arregladas. Ella es la chica de nervios hirsutos; la que llega tarde por quedarse mirando una estatua de Luis Vives. La chica que apenas odia -en todo caso, la seriación- y se adorna -como tú- con cuadros de Karl Persson.

12 de marzo de 2012

Tiburón blanco (con ombligo)





Sobrevino la fecha de vencimiento, y ese día ella, seguidora de Moloc a pesar de tener los colmillos romos, estuvo más locuaz que nunca. Él, en cambio, habló poco y se mostró obtuso. Su amistad había sido de muy distinto mérito que cuantas amistades malditas les precedían. Un balance de los daños diría que a ella le había servido para alimentar su escepticismo atroz y a él para rebasar su natural austeridad de virgen, depreciar su sangre y fatigarse.

La separación vino con lágrimas sólo de él, que creía en la leyenda y la expiación.

Ella intentaba sacar música de hojas avaras y decía temer sólo al Tiburón Blanco. Alienaba los ojos-fisura con el horizonte. Lo rompió todo antes de que él pudiera afirmar que tuviera pulso. Él, con toda sinceridad de espíritu, se comprometió a devolverle una felicidad primitiva que no sabía si había perdido. Cayó en desgracia y ella le cesó en la obra devoradora. Asumió el papel final de atormentadora que ríe y de un soplo disipó los límites y los privilegios. ¡Fin!

1 de marzo de 2012


"...Todas las mujeres que le habían conocido fueron asesinadas. ¡Qué saqueo del jardín de
la belleza! Bajo el sable, ellas lo bendijeron. No encargó otras nuevas. - Las mujeres
reaparecieron.


Mató a cuantos le seguían, después de la caza o las libaciones. - Todos le seguían.


Se divirtió degollando los animales de lujo. Hizo arder los palacios. Se abalanzaba
sobre la gente y los descuartizaba. - La muchedumbre, los tejados de oro, los bellos
animales seguían existiendo.


¡Cabe extasiarse en la destrucción, rejuvenecer mediante la crueldad!..."


Arthur Rimbaud