31 de octubre de 2010

Este amanecer de fuego fatuos es tan naranja como los caramelos de miel y azúcar que llevo en el bolsillo. Tengo pelusas, cárcaras de pipa y papeles dentro del bolsillo que se pegan a los caramelos.

Tú, chicamásguapadelautobús, que hoy eres pelirroja y llevas un corpiño de rayas blancas y negras con diminutos botones; tú, que echas el aliento a la ventanilla y tienes pequeñas piedras marrones enterradas en la piel, nos estás soñando con tu alma triste y pulcra.


Sueñas el gesto marcial de los peatones y el sudor inoloro de los asientos cuando hace frío. Sueñas el cielo parturiento. Sueñas las bocas anfibias de los dormidos. Los dedos, las ramas, los cordones. Sueñas esa luna enclaustrada por encima de las nubes. Sueñas los eructos y los violines. Sueñas los rostros de almizcle, de la misma manera que sueñas mi inmensa tristeza.

10 de octubre de 2010


Me perforas el cuello.

Me abres en canal.

Mi espíritu sanguinolento

camina muy torpe

por túneles insensibles.

No puedes salir de mi cabeza.

Nunca nos hacemos fotos.