9 de octubre de 2008

Pandora

La mejillas de Pandora tenían la misma palidez que las de Helena. Suaves como pétalos blancos, recordaban al predulio de los días. Su cabello era como una nube de vapores fríos, de un rojo procaz. Orillaba el pelo la frente como la colora de una flor. Una flor bermeja abierta de par en par: atrevida, obsesiva, rijosa.
Sanguínea.
Hefesto la había hecho hermosa. Las delgadas venas eran riachos subterráneos que mancillaban sutilmente la blancura de su piel. Engalonada con flores por las Horas, alhajada por las Gracias con joyas. Había depositado Hermes, en su pecho aún virgen, mentiras, palabras hechiceras y un carácter antojadizo.
Todos los dones llameaban dentro de su cuerpo, sobre el que había soplado Afrodita para darle belleza y calor a la Carne.
El cuerpo de la primera mujer, que fue hecho para traer la perdición del linaje humano, vestía el ceñidor de Atenea.
Sus manos eran curiosas. Y sus ojos también eran curiosos, pues no dejaba de ser una niña. Creada en el cielo elíptico. Su mente era rasa cuando abrió la caja. Al igual que su pecho. Sus dedos eran inocentes...
Creo...
Fue terrible el pavor que le veló los ojos, al ver que aquella caja estaba preñada de vileza. El Mal salió de la caja. Cegó a Pandora. La Esperanza fue lo único que perduró en la caja, pero no llegó a verla. ¡Sus cabellos se habían ensuciado de ceniza! Temblaba...
La Esperanza fue lo único que permaneció en la caja. La depravación erosionaba sus paredes interiores y desprendía miasmas hediondos.
Estaba en la Caja la Esperanza, pues es un mal cruel.
Habla su lujuriosa boca de deseos inefables. Escupe quimeras tristes y absurdas pretensiones. Hace creer en ficciones y falacias. Su zalamera lengua lúbrica, sus brazos aduladores y su risa de ramera emborrachan fácilmente.
Luego, más tarde, deja que te revientes contra la Realidad. Aun así, se las ingenia para que vuelvas a creer en ella una y otra vez. Una y otra vez...

3 comentarios:

Soy Leyenda dijo...

La esperanza es abandonarse al destino. Cree en ti mismo y los demás se arrodillarán ante tu mirada.

Anónimo dijo...

Puede ser pretención, inmodestia, o puede ser locura de aquel que ha destapado el ánfora mil veces y se ha enfrentado a la la vejez, a la enfermedad, a la locura, al vicio a la fatiga, a la trsiteza, a la pobreza, cara a cara con cada una de ellas... sólo por rescatar a la esperanza.

La esperanza no es abandonarse, es luchar, es saber que dar el fuego a los hombres es lo que tienes que hacer y en algún momento dejará el águila de comerte el hígado.

Quizá me he dejado engañar una vez más por la esperanza, que trato de tener junto a mí y junto al amor.

" no me sentaré a ver el fruto de mi acción, mañana propondré llegar al sol"

Anónimo dijo...

Leyenda... entonces tener esperanza te parece un acto de debilidad?
Anónimo, tú comentario me ha dejado pensando...
gracias