No tengo que decirlo, porque se me distingue a leguas: soy feo, tímido y anacrónico.
[...]
Antes de salir me asomé en el espejo de lavamanos. El caballo que me miró al otro lado no estaba muerto sino lúgubre, y tenía una papada de Papa, los párpados abotagados y desmirriadas las crines que habían sido mi melena de músico.
[...]
Encontré a Damiana trapeando los pisos, a gatas en la sala, y la juventud de sus muslos a su edad me suscitó un temblor de otra época. Ella debió sentirlo porque se cubrió con la falda. No pude reprimir la tentación de preguntarle: Dígame una cosa, Damiana: ¿De qué se acuerda?
No estaba acordándome de nada, dijo ella, pero su pregunta me lo recuerda.
Sentí una opresión en el pecho. Nunca me he enamorado, dije.
Ella replicó en el acto: Yo sí.
Y terminó sin interrumpir su oficio: Lloré veintidós años por usted.
El corazón me dio un salto.
Buscando una salida digna, le fije. Hubiéramos sido una buena yunta.
Pues hace mal en decírmelo ahora, porque ya no me sirve ni de consuelo.
***
Memorias de mis putas tristes, Gabriel García Márquez
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Antes de salir me asomé en el espejo de lavamanos. El caballo que me miró al otro lado no estaba muerto sino lúgubre, y tenía una papada de Papa, los párpados abotagados y desmirriadas las crines que habían sido mi melena de músico.
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Encontré a Damiana trapeando los pisos, a gatas en la sala, y la juventud de sus muslos a su edad me suscitó un temblor de otra época. Ella debió sentirlo porque se cubrió con la falda. No pude reprimir la tentación de preguntarle: Dígame una cosa, Damiana: ¿De qué se acuerda?
No estaba acordándome de nada, dijo ella, pero su pregunta me lo recuerda.
Sentí una opresión en el pecho. Nunca me he enamorado, dije.
Ella replicó en el acto: Yo sí.
Y terminó sin interrumpir su oficio: Lloré veintidós años por usted.
El corazón me dio un salto.
Buscando una salida digna, le fije. Hubiéramos sido una buena yunta.
Pues hace mal en decírmelo ahora, porque ya no me sirve ni de consuelo.
***
Memorias de mis putas tristes, Gabriel García Márquez
5 comentarios:
Es extraño que, siendo colombiano y amante de la lectura, Gabo no me apasione como debería. Tal vez no me he dado la oportunidad de leerlo detenidamente, sin embargo tampoco me nace hacerlo.
Una buena selección Niebla, me ha conmovido.
Un saludo y nos seguimos leyendo.
No? Es curioso, sí. Suele gustar mucho...
A mí no me da pereza detenerme con sus novelas. Es de mis favoritos. ¿Quién te apasiona?
Muchas gracias por comentar. Nos leemos, Un beso.
Definitivamente Jorge Luis Borges, aunque me daré otra oportunidad con Gabo, tal vez con la edad le tenga mayor gusto.
Recibo tu beso y te mando otro. Nos seguimos leyendo.
También me ha tirado para atras GGM mucha veces, y mucha gente me repité que rectifique y le de una oportunidad...
El texto qe seleccionaste me pareció interesante, o sea que puede que se la acabe dando...
empieza por éste y sigue por "Cien años..."
no te arrepentirás.
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