24 de enero de 2009



Haces una especie de bufido... un soplo pequeño, -cáscara del aliento, por así decirlo-, cuando terminas de hablar. La última letra jadea,y se desprende de tu boca como lo hace mi alma de tu mano o mi alma de tu esternón o mi alma de tu médula.
El Sol tirita con tu suspiro y dices "tengo sed de otro mundo". Y me das la espalda.
Yo tirito, al extender la mano y no notarte.
Las cosas no van bien. En las paredes hay grisallas húmedas, todo se está inundando...
Se nos encharcan lo pulmones a la par, reímos a la par, tropezamos a la par. Tenemos entrañas siamesas. Deseo que vuelvas a dibujar conmigo noches árticas y así te lo digo. Quizá no me oyes porque el techo gotea.
Te veo llorar.
¿Y qué puedo hacer, salvo acurrucarme y llorar también?

No hay comentarios: