20 de diciembre de 2009

Cuarto menguante

Sus ojos de cuarto menguante no pueden dormir
Y brechas, como las de la arena seca,
se abren en su cama.
La luna gira sobre sí misma e intenta morderse.
Desde sus labios, que son unas gavetas de vino rojo;
desde sus labios mira la espalda
que está a su lado
casi tan inmóvil como el pecho de aquel cisne muerto.
Hasta mañana,
hasta mañana no apartarán las sábanas.
Ahora es de noche. Y puede contar los minutos claramente.
Ella apoya su sueño en la almohada,
y desea olvidarse de estar despierta.
Se ha deshojado en estos veinte años.
Las arrugas, las brechas, las canteras de carne ilusionada...
esa fue su vida. Y está cambiando. Ahora es un espectáculo de acróbatas trágicos.
La existencia de él se le escurre
entre los brazos.
El castillo hecho de puntos
ve morir sus escalones en una cama congelada.
La bella, la víctima, la madre
llora un poco,
y descose para ella sola una nube
como una bolsita de tristeza.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

...para quitarse el sombrero, hacer una reverencia con el baston y aullar a esa luna.
..que si se diera la vuelta y no lo viera, si envejeciera no lo veria.

LaNieblaesRubia dijo...

Gracias! Mister Anonimus.
¿Estas Navidades te auguran hipidos?
Ya va haciendo frío para salir a aullar hasta altas horas...

Matias Rivera Baeza dijo...

En estas palabras veo mi matrimonio malogrado. Ya lo he superado, pero tus palabras traen de vuelta tantas cosas que fueron...Lo arduo que es amar a alguien, las noches frente al espejo y de espaldas en una cama solitaria, mientras mis ojeras se acentuaban con el transcurrir del minutero y de la soledad.

Un par de lágrimas más para la bolsita y una bocanada de tabaco para el insomnio.

LaNieblaesRubia dijo...

La casa fría, las habitaciones solas, y cosas caídas del cielo y del techo.
Siento tu dolor y tu insomnio. Siento el dolor y el insomnio de los que naufragan.
Te deseo otros recuerdos más felices, Matías. Lo siento.