5 de enero de 2011


Aunque no tienes ojos, me estás mirando detrás de esta niebla.
Tienes algo de león acobardado;
de esos leones del trono de Salomón,
la cabeza baja y el rabo entre las piernas,
en la actitud humillada que le corresponde a la fuerza ante la justicia.

4 comentarios:

memento mori dijo...

tanto ciego como mudo, aplacado y contenido, el león seguira siendo león, aunque no quieras que pase.
Como pasan las injusticias y recompensan las banidades, cierto como que el el sol nace y muere todos los dias y si no quieres que pase, haz algo, llama a un eclipse.

Astrid Mel dijo...

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Melannie.

LaNieblaesRubia dijo...

Bienaventurado los temerosos de Dios. Bienaventurados los que se dejan mecer por el Ángel terso.



Felices días que se acaban, A.M.A

Memento, cuando quiero ralentizar el tiempo, más deprisa pasa. Siempre tengo relente entre los dedos. Nunca me da tiempo a moverme.

Matias Rivera Baeza dijo...

Fiat Mundus, pereat iusticia!. El señor que atemoriza al mundo y cuya voz cae por los riscos, con soberbia... Ese legislador despiadado que comanda el miedo... Cuando la justicia amansa a la fuerza, es tiempo de temer, porque la fuerza es ciega, pero la justicia es implacable. EL temor de dios, el temor de la ley, el temor de la autoridad, reprimir al animal que anida en el corazón: todos sabemos que donde no hay leones, pululan las obejtias blanquitas y rozagantes del rebaño...Beeeeee! Mejor la perdición del pecado que la virtud casta (castrada) del reino donde el león duerme junto a la obeja. A menos que el hijo tenga razón, y no el padre: entonces el perdón, y no el castigo, es el camino... Ahí, la fuerza no necesita amilanarse, porque recibe el lugar que le corresponde, y no es necesario el látigo ni la espada...